Así que decidimos hacer una escapada en moto, una afición nueva que he descubierto con él y que me está enganchando.
La idea era tirar hacia el Pirineo, pero como el tiempo no nos da tregua los fines de semana, hicimos un cambio de planes e improvisamos una ruta un poco menos lluviosa.
Primero toca reducir al máximo lo que metes de equipaje, ya que las maletas de la moto no dan para mucho, pero bueno, para una noche tampoco hace falta demasiado, así que al final sobraba hasta sitio.
Nos subimos a la moto rumbo a Besalú, pero no nos apetecía coger la autopista y plantarnos allí en una hora, queríamos hacer unas curvitas y disfrutar de la moto y la carretera, así que pensamos que un buen lugar para pasar sería la carretera de Santa Fe del Montseny, y no nos arrepentimos. Aunque la carretera es estrecha y no tiene raya marcada para delimitar los carriles, disfrutamos del paisaje y del frío, pues la temperatura bajo bastante al adentrarnos en la montaña.
Una vez llegamos a
Viladrau, helados de frío, por cierto. Pensamos en comer en Girona, pero como la hora se nos había echado encima cogimos la C-25 y en un plis nos plantamos en la ciudad Medieval. Comimos en el primer restaurante que vimos, L'Argadà, en la Avinguda de Ramon Folch 7, y fue un acierto. Esperamos un ratito a que hubiera mesa, mientras disfrutamos de una clarita al solecillo.
Viladrau, helados de frío, por cierto. Pensamos en comer en Girona, pero como la hora se nos había echado encima cogimos la C-25 y en un plis nos plantamos en la ciudad Medieval. Comimos en el primer restaurante que vimos, L'Argadà, en la Avinguda de Ramon Folch 7, y fue un acierto. Esperamos un ratito a que hubiera mesa, mientras disfrutamos de una clarita al solecillo.
De primero los dos pedimos berenjenas rellenas, que estaban deliciosas y nos hubieran servido de plato único. De segundo yo pedí churrasco y Harry pidió un entrecot, los dos platos muy ricos. Y de postre pedí crema catalana que estaba de rechupete. Asi que un lugar para recomendar y además a un precio supercorrecto.
Después tocaba un paseito por el centro histórico, había que bajar la comida antes de coger la moto de nuevo... Tuvimos la oportunidad de recorrer algunas de sus calles empedradas, observar la Basílica de Sant Feliu, contemplar la fachada de la catedral y disfrutar del ensayo de un concierto sentados en la gran escalinata que le da acceso.
Una vez descansados, volvimos a la moto dirección Besalú. Hacía tiempo que tenía ganas de volver a pasear por sus calles Es un pueblo medieval precioso, que te hace retroceder en el tiempo nada más poner un pie en el puente que le da entrada.
Callejeamos un ratito y encontramos un mirador precioso en la muralla, junto al monumento a Lluís Companys, donde las vistas al puente, al río y a las montañas eran espectaculares.
De Besalú nos fuimos a Figueras, donde nos quedamos a dormir en un hotelito modesto. No tuvimos tiempo de ver prácticamente nada, pues estábamos cansados y hacía bastante fresquito. Lo único que vimos fue la fachada del Museu Dalí. Así que buscamos un lugar donde tapear un poquito y a domir.
Por la mañana cogimos rumbo a Cadaqués, un pueblectito pescador, al que da acceso una carreterita de curvas que se abre paso entre las montañas del Cap de Creus.
Allí me llamó la atención la Estatua de la Libertad con los dos brazos levantados que hay en la entrada del pueblo.
Cuando volvimos a la moto decidimos ya hacer ruta a casa para poder descansar un poquito, pues el fin de semana fue intenso y estábamos cansados.
Os dejo el track la ruta que hicimos, por si os interesa en algun momento hacerla...
Una vez descansados, volvimos a la moto dirección Besalú. Hacía tiempo que tenía ganas de volver a pasear por sus calles Es un pueblo medieval precioso, que te hace retroceder en el tiempo nada más poner un pie en el puente que le da entrada.
Callejeamos un ratito y encontramos un mirador precioso en la muralla, junto al monumento a Lluís Companys, donde las vistas al puente, al río y a las montañas eran espectaculares.
De Besalú nos fuimos a Figueras, donde nos quedamos a dormir en un hotelito modesto. No tuvimos tiempo de ver prácticamente nada, pues estábamos cansados y hacía bastante fresquito. Lo único que vimos fue la fachada del Museu Dalí. Así que buscamos un lugar donde tapear un poquito y a domir.
Por la mañana cogimos rumbo a Cadaqués, un pueblectito pescador, al que da acceso una carreterita de curvas que se abre paso entre las montañas del Cap de Creus.
Allí me llamó la atención la Estatua de la Libertad con los dos brazos levantados que hay en la entrada del pueblo.
Una vez aparcada la moto fuimos a pasear por el pueblecito y el camino de ronda. Las vistas son impresionanates y el pueblo un encanto, en esta época del año no había demasiada gente y se podía pasear con tranquilidad. Después nos acercamos a Port Lligat a contemplar la Casa-Museo de Salvador Dalí
Cuando volvimos a la moto decidimos ya hacer ruta a casa para poder descansar un poquito, pues el fin de semana fue intenso y estábamos cansados.
Os dejo el track la ruta que hicimos, por si os interesa en algun momento hacerla...
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